Muchos años atrás por su vida con unas
pisadas muy femeninas pero a la vez tan fuertes que era capaz de dejar sus
huellas incluso en el más duro concreto, después de eso, el destino se
encargó de dividir sus caminos, no sin
que antes ella con su grandiosa personalidad y su maravillosa forma de ser, dejara
una marca en el corazón de él que aún
hoy en día, se puede ver desde el
espacio. Más sin embargo la mejor sorpresa se la daría décadas más tarde cuando
sin avisar apareció con las maletas llenas de alegrías, buenos recuerdos, un millón de historias que compartir y una
gran lección, ya que podría pasar una eternidad, también podría estar a 3
continentes de distancias pero cuando el cariño es genuino, incondicional,
desinteresado y noble sobrevive al tiempo, a la distancia, incluso sobrevive al
abandono total, pues ese cariño al parecer lo conservamos en nuestras nuestra
memoria en una especie de caja fuerte,
congelado a unos 300 grados bajo cero. Puedes continuar con tu vida sin
ninguna complicación, hasta podrías
olvidar que conservas ese cariño tan especial por años, incluso décadas, pero
si eres afortunado y algún día vuelves a tener algún tipo de contacto con esa
persona e inmediatamente ese cariño pasa de ser un cariño pasivo, empolvado,
congelado y olvidado, a un cariño activo, cargado de muy buenos recuerdos, que
te llenan alegría que inunda de un solo golpe, pero te acompaña para donde
vallas y te hace sentir muy especial, pues poder vivir esa experiencia sin
igual es una recompensa maravillosa de la vida, un premio muy merecido para ese
cariño que supo esconderse para sobrevivir a todo.
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