lunes, 9 de junio de 2014

La recompensa.

El efecto devastador que le ocasionaron sus sobrados encantos femeninos, no solo cautivaron su mirada, le llenaron la barriga de mariposas, y le robaron el sueño por muchas noches, mientras ensayaba con su almohada como convertir la próxima oportunidad en el momento mágico para lograr conquistarla. Momento que se le presentó en múltiples ocasiones, pero que nunca pudo reunir todo el valor necesario para tan solo hablarle.

Encontró una alcancía de buen tamaño y todos los días echaba un poco de valor, hasta que un buen día, se dio cuenta que tenía todo el valor requerido y por fin pudo hablar con ella, y su sorpresa fue mayor todavía cuando descubrió  que ella no solo era una muy bonita físicamente, sino además era una mujer muy inteligente y bien preparada, con un muy buen sentido del humor, muy dinámica, realista, enemiga del drama y que además compartían tantas cosas en común, que apreciaban la vida, un buen vino, la misma música, la misma filosofía de la vida, mismos gustos e intereses. Todo el tiempo para reunir el valor, valió la pena, puesto a que ahora los dos están más preparados para disfrutarse aún mucho más que antes. 

Desde entonces los dos son uno, pueden verse a través de una flor, un arcoíris,  el día soleado, la luna y las estrellas o incluso a través la oscuridad de la noche. Pueden hablarse a través de las canciones, las olas, el bullicio de la ciudad, el ruido de los patines o incluso por los gritos del silencio. Pueden sentirse a través viento, de la lluvia, del frio y del calor, incluso a través de sus pensamientos.

La vida es siempre fue buena, solo que ahora es mucho mejor…

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