Todos la pretendían, como no? Si su color, su figura, su belleza y sutileza sobresalían como reclamando el título de la perfección, tan radiante, que parecía que el mismo sol tomaba de ella su vitamina D. Siempre danzando tan alegre y sonriente, oh! su perfume! que aroma tan exquisito, quienes tenían la suerte de estar cerca, podían afirmar sin temor a equivocaciones que el cielo Sí existía...Simplemente, divina!
Aunque eran dos especies diferentes, para él, un experimentado seductor, que había hecho del arte de cortejar un estilo de vida, conquistar tan hermosa doncella no seria ningun problema, solo cosa de tiempo.
Después del contacto visual responsable de avivar el deseo, lo que siguió fue el verdadero juego amoroso. Los dos bailando al compás del viento, libres, las diferencias ya no importan, nunca importaron, siendo diferentes y al mismo tiempo haber nacido el uno para el otro, porque el amor puro no conoce barreras, ni siquiera las que pueda existir entre dos especies diferentes, porque el amor es libre de prejuicios, libre de falsas promesas, libre del que dirán, Yo naci para ti y tu para mi... Tal como una abeja y una bella flor.
Roibe Duran
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