viernes, 21 de marzo de 2014

El día que envejecí

Justo como era la costumbre a las 7:00 AM su canción favorita rompió el silencio de la habitación mientras sus ojos les daban la bienvenida el nuevo día que tenía en por delante,  mientras se dirigía al baño como era su rutina, solo que eso fue lo único rutinario de ese día. Pues cuando se miró al espejo, no reconoció su rostro. El del espejo era un completo desconocido, un señor mayor con menos cabellos en la cabeza y un el tono gris era el color predominante; unas líneas que parecían caminos le atravesaban la frente y bajo sus ojos unas bolsas que hacían triste su mirada.  Estuvo en una especie de trance por varios minutos, observando cada detalle del rostro de aquel desconocido. En principio no podía comprender lo que estaba pasando, conforme pasaron los minutos fue asumiendo que ese podría ser el, después de todo tiene un cierto parecido. Por su mente pasaban muchas interrogantes, ¿Me habré vuelto loco? ¿Acaso ese soy yo? ¿Pero qué está pasando? Cuando sin avisar una voz amable proveniente del extraño del espejo saluda sin preocupaciones. –Hola, ¿Por qué tan sorprendido? Sera que acaso no te reconoces,  la juventud no dura para siempre, tampoco la vida es eterna, tampoco has envejecido de la noche a la mañana. Así que mejor, apúrate y aprovecha la magnífica oportunidad de vivir, pero no olvides que la vida se vive mejor con las personas que disfrutan vivir…

Luego de la charla comprendí que  la única diferencia de hoy al resto de los días, es que hoy lo recordare como el día que envejecí y me decidí a vivir mi vida rodeado de  personas positivas que contribuyan tanto con mi felicidad como la de ellos mismos.  
                                                                By Roibe Duran--

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