Si tuviéramos los días contados, es muy
probable que esos días finales los aprovechemos al máximo, estaríamos con las
personas que amamos y sin titubear le haríamos saber lo importantes que siempre
han sido; tratáramos de tener todo organizado, para no dejarles problemas a los
que se quedan; seriamos un libro abierto a la disposición de los demás. Estoy seguro que sin importar quienes somos si pudiéramos dejar una huella positiva para los demás, también lo haríamos. Al poner las cosas materiales en un segundo plano y priorizando las relaciones personales podremos descifrar el placer de una vida mas altruista.
La realidad es que tenemos nuestros días contados
y aunque todos sabemos que algún día nos llegará la hora, preferimos hacernos
la idea de que eso no sucederá hasta que seamos unos viejecitos de por los
menos 80 años. Este espejismo de longevidad es el causante de que malgastemos
tantas grandiosas oportunidades de ser mejores personas con todos los demás. De
que malgastemos tanto tiempo valioso para realizar las cosas que realmente
importan. Es hora de tomar el control del resto del tiempo que nos quede de
vida. Aprovechemos para iluminar a los demás sin olvidarnos de complacernos a
nosotros mismos, después de todo se trata de nuestra vida y hoy es el primer día
del resto de nuestras vidas. Hagamos que valga la pena.
La vida es bella si te lo propones, muy
corta aunque logres vivir 200 años, y muy valiosa para desperdiciarla.