lunes, 24 de noviembre de 2014

El espejismo de la longevidad.

Si tuviéramos los días contados, es muy probable que esos días finales los aprovechemos al máximo, estaríamos con las personas que amamos y sin titubear le haríamos saber lo importantes que siempre han sido; tratáramos de tener todo organizado, para no dejarles problemas a los que se quedan; seriamos un libro abierto a la disposición de los demás. Estoy seguro que sin importar quienes somos si pudiéramos dejar una huella positiva para los demás, también lo haríamos. Al poner las cosas materiales en un segundo plano y priorizando las relaciones personales podremos descifrar el placer de una vida mas altruista. 

La realidad es que tenemos nuestros días contados y aunque todos sabemos que algún día nos llegará la hora, preferimos hacernos la idea de que eso no sucederá hasta que seamos unos viejecitos de por los menos 80 años. Este espejismo de longevidad es el causante de que malgastemos tantas grandiosas oportunidades de ser mejores personas con todos los demás. De que malgastemos tanto tiempo valioso para realizar las cosas que realmente importan. Es hora de tomar el control del resto del tiempo que nos quede de vida. Aprovechemos para iluminar a los demás sin olvidarnos de complacernos a nosotros mismos, después de todo se trata de nuestra vida y hoy es el primer día del resto de nuestras vidas. Hagamos que valga la pena.


La vida es bella si te lo propones, muy corta aunque logres vivir 200 años, y muy valiosa para desperdiciarla. 

martes, 11 de noviembre de 2014

Luna llena!

Revisando las cosas que tenía esa vieja maleta que llevaba al parecer un siglo en una de las esquina del sótano, encontró un folder que contenía unos papeles que parecían muy importantes, sin dudas documentos oficiales, y aunque las hojas tenían un tono amarillento pálido, señal indiscutible del pasar del tiempo, también era evidente que aún tenían vigencia. Sobre todo ese título de propiedad sin fecha de caducidad que indicaba que un trocito de su corazón le pertenecía a ese viejo amor, que mucho tiempo atrás iluminó sus días con la misma gracia, belleza y elegancia con la luna llena nos ilumina las noches.  

Sostuvo el papel en las manos un poco temblorosas y mientras lo leía, los recuerdos de aquel amor llenaban sus ojos de una felicidad extraña con un sabor agridulce, logró entender que algunos lloran de tristeza, otros por felicidad, pero los que lloran por un viejo amor lloran por las dos cosas. Un sentimiento extraño, sujetó el papel con ambas manos y los coloco en su pecho, mientras miraba al horizonte a través de su ventana y logró ver que la luna llena estaba inmensa, extremadamente grande y especialmente bella, más sin embargo es pleno día y aunque para muchas personas pase casi desapercibida, para la persona correcta ver la luna adornando nuestro firmamento en pleno día es señal de que cuando se quiere se puede y que nunca es tarde si la dicha es buena. Se retiró el papel del pecho, secó sus lágrimas y entendió que todo era cuestión de tiempo.



El verdadero amor sobrevive al tiempo, la distancia, puede ir y venir a su antojo, algunas veces nos encuentra en buen estado, otras veces nos llega cuando estamos deshechos, pero siempre nos da el empuje, la fuerza y las ganas de continuar. De seguir luchando, de perseverar, de volver a brillar, a florecer, a latir. Después de todo, la vida es eso. Amar.

                                                                                         "Luna llena" Por Roibe Duran